Nuestros otros datos

Sin temor a dudas, la popularidad de Morena y del presidente Andres Manuel se ha construido mediante el uso del clientelismo electoral, millones de pesos desviados y datos manipulados. Muchos de sus integrantes, que anteriormente representaban lo contrario de lo que ahora predican -pero que milagrosamente hoy se han convertido en brújulas morales- creen erróneamente que esta "aceptación pública" les otorga poder absoluto. Sin embargo, tras esta cortina se oculta una verdad incómoda que hay que recordarles: su evidente incompetencia para gobernar durante los últimos cinco años.

La gestión desastrosa de la pandemia de COVID-19 ha sido un claro ejemplo de su falta de liderazgo y de todo lo demás que se ocupa para representar a un país. La escasez de medicamentos, los récords de violencia y la inseguridad en las carreteras son solo algunas pruebas de la crisis que atraviesa México bajo el mandato de quienes se autodenominan como "servidores de la nación".

Morena, lejos de representar un cambio positivo, se ha convertido en un factor de división política, priorizando el control electoral sobre el bienestar de la población.

Si hacemos un recuento real, debemos considerar a todas las personas que han sufrido las consecuencias de sus acciones. No podemos ignorar a las familias de las más de 801 mil personas fallecidas por la pandemia, ni a los más de 6 millones de niños que quedaron sin vacunas. Tampoco podemos olvidar a las 520 mil familias que sacaron a sus hijos de las escuelas o a los más de 15 millones de pacientes que perdieron acceso a sus medicamentos.

La cifra de más de 136 mil homicidios dolosos y cerca de 100 mil personas desaparecidas refleja el fracaso en materia de seguridad. Incluso los transportistas, víctimas diarias de robos y asaltos violentos, han sido ignorados por este gobierno.

Son incontables las pruebas que evidencian la ineficacia y la falta de sensibilidad de Morena en el gobierno. En este proceso electoral, es necesario recordar que su gestión ha lastimado a millones de personas en nuestro país. Si reflexionamos sobre estas realidades, queda claro que no podemos confiar en ellos para nuestro futuro.

Si realmente saben contar, deberían dejar de contar con todas esas personas que han sufrido las consecuencias de la mala gestión.

Millones de mexicanas y mexicanos tenemos otros datos, datos dolorosos que no pueden ser olvidados. En este proceso electoral, debemos encargarnos de recordárselos, de levantar las voces y de exigir la opción de cambio que con valentía ponga fin al sufrimiento y la incompetencia que han marcado los últimos años. 

*Atentamente:

Lic. Mario H. Sías Aguilera
Asesor Legislativo y Catedrático de la Facultad de Derecho UACH

Por: Redacción2
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