AMLO prepara el Estado de Excepción

AMLO engaña con la verdad. Cuando habla incontables veces en las últimas semanas de que viene “un golpe de Estado técnico”, nos está advirtiendo que está pensando seriamente en una acción extrema. Y ese algo no es un “golpe de Estado técnico” ejecutado por la oposición y el Poder Judicial. Nos advierte que viene posiblemente un golpe de Estado en seco, un autogolpe.

Aparentemente ha perdido toda esperanza de poder ganar la elección presidencial limpiamente. Y acusa a la oposición de ensuciar el proceso electoral deliberadamente. Esa acusación es, por supuesto, una cortina de humo, un distractor, para ocultar lo que él está diseñando.

En Baja California Sur, hace dos días, hizo el llamado en un evento oficial de gobierno a votar por Morena: “qué continúe la transformación” arengó. Sabe perfectamente que es un llamado ilegal y que pone en entredicho la elección. Ha hecho lo mismo mil veces antes. Lo va a seguir haciendo hasta el 2 de junio.

Pero ya no lo hace para conseguir más votos, porque sabe que Claudia ya llegó a su techo de votos hace rato, y ahora empieza a perder votos, no a ganarlos. La obvia tendencia en los dos meses y medio de campaña que faltan es evidente: Claudia verá erosionada su base electoral, mientras Xóchitl crece la suya.

¿Habrá un momento de empate técnico entre las dos candidatas? Es previsible. Lo que está en duda es si se dará lo suficientemente pronto como para que Xóchitl pudiera rebasar a Claudia, o si Claudia mantendrá una escasa delantera.

Las encuestas pueden decir lo que el poder corruptor quiera porque son un instrumento de campaña. La realidad es que el proceso electoral presidencial se cierra y esto lo sabe AMLO. De ahí que ha diseñado una estrategia de tierra arrasada para los últimos estertores de la campaña.

Ya sabe que si gana su candidata será por un pequeño margen y será sumamente cuestionado. Él permitió la intervención del crimen organizado para asegurar ciertas zonas del país para Morena. Pero el cálculo le falló. Pensó que podría mantener el fenómeno dentro de ciertos parámetros.

Pero no es así. Se le ha salido totalmente de las manos. ¿Por qué? Porque los cárteles ven su intervención en las elecciones como la gran oportunidad que les ofrece el Presidente de la República para consolidar y ampliar sus posiciones dentro del territorio nacional como una apuesta al futuro.

Si lograron doblegar a este gobierno, el próximo será una víctima previamente doblada y semi devorada antes de iniciar su gestión.

La comunidad internacional ya está alertando que viene una intervención peligrosísima del narcotráfico en las elecciones en México. Solamente AMLO y Claudia lo niegan. Morenistas inteligentes y con los ojos bien abiertos saben que es cierta la masiva e indiscriminada intervención del crimen en las elecciones, y les amenaza directamente en sus posibles victorias electorales.

Entonces, ¿por qué niegan esa intervención tan obvia y a la vista de todos los dos personajes de morenismo nacional: el Presidente y la candidata presidencial? Porque, aún sabiendo que es verídico, deben negarlo para justificar las siguientes acciones que realizarán al final del proceso de campaña. Hablan de que la oposición, junto con el Poder Judicial, están planificando un “golpe de Estado técnico”.

¿En qué consiste ese golpe de Estado? Según lo sugiere AMLO, el Poder Judicial cancelará una supuesta victoria electoral de Sheinbaum, pretextando la intervención ilegal del Presidente para influir en la votación (lo cual es cierto) y el peso específico del narcotráfico en los resultados por haber intimidado y asesinado candidatos y por su intervención el día de la elección, robando urnas y alterando resultados (lo cual también es y será cierto).

Es decir, AMLO está perfectamente consciente de lo que está haciendo, y lo hace a propósito. Si no quisiera que existieran esos pretextos entonces no intervendría todos los días en el proceso electoral y tampoco ordenaría a las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional abstenerse de acotar las acciones del crimen organizado en los procesos electorales. Pero hace lo contrario: interviene en las elecciones y le permite libertad de acción al crimen organizado.

Aparentemente todo eso va en contra del resultado deseado por él: la victoria incuestionable de Claudia el próximo 2 de junio. Pero obviamente ya perdió la esperanza de refrendar la Presidencia para su partido, por lo menos limpiamente. Su pérdida de consenso social y el haber tenido que recargarse en las fuerzas del crimen organizado son los elementos que consolidan su desconsuelo ante las elecciones.

Por lo tanto, AMLO se prepara para aplicar la opción Z: la creación de las condiciones para que haya un conflicto severo post electoral, que le permitirá intervenir declarando un Estado de Excepción en todo el territorio nacional, anulando los resultados electorales e instaurando un gobierno de facto y que gobernaría por vía de decretos, dada la inexistencia de un Poder Legislativo.

Ese interregno le permitiría, además, lograr su sueño más acariciado: decretar la desaparición del Poder Judicial y la preparación de las condiciones para convocar, en algún momento, a nuevas elecciones presidenciales y legislativas a modo.

Todas sus acciones tienden a crear ese escenario. Y no es tan remota la idea: es lo que intentó un gobernante que AMLO admira: Pedro Castillo, ex Presidente de Perú. Fue encarcelado por haber intentado exactamente lo que quiere hacer AMLO en México. No sorprendería que Castillo hubiera intentado ese golpe de Estado azuzado por el propio Presidente de México.

Ese es el golpe de Estado ideal que en realidad ansía operar y ejecutar López Obrador. Cuando acusa, mil veces, a la oposición y al Poder Judicial de estar tramando semejante despropósito, es precisamente porque él sí está pensando en la viabilidad de tal acción. La advertencia del Presidente Sánchez de España, miembro de la Internacional Socialista, debe ser escuchada cuidadosamente. Es una advertencia directa a AMLO: no lo intentes.

Nadie puede alegar desconocimiento de lo que acontece: AMLO está caminando en la dirección al Estado de Excepción, su especie de golpe de Estado. Cuando acusa a otros de planear golpes de Estado, es porque él está tomando la temperatura social y la factibilidad política de realizar esa acción tan aberrante como desesperada y destructora de la República.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

Con inormación de El Heraldo de México

Por: Redacción2
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